22 de diciembre de 2018

Te regalo la Luna

Cuando ya no esté, de poco van a serviros las cosas materiales que pueda dejaros, más allá de alguna prenda de ropa en la que esconderos y oler mi cuello como hacéis ahora.

Por eso mi empeño en salir corriendo al mar cuando el día es soleado y cálido y el agua está en calma, y refleja los rayos del sol.
Por eso mi empeño en ir a la playa cuando el mar está embravecido y sus olas rompen con fuerza contra el espigón, mientras soportamos el frío y el viento en la cara, tapados con gorro y bufanda hasta las cejas.

Por eso mi empeño en alargar los días de verano y septiembre en la arena y junto al mar, hasta que el sol se pierda en el horizonte dejando el cielo naranja brillante.

Por eso mi empeño en salir a buscar la Luna cuando está tan grande, redonda y amarilla como el Sol, y deja su luz en el agua, a modo de camino que va de la orilla hasta el final de la línea que separa el cielo del mar.

Por eso mi empeño en que améis el cielo rosa, amarillo y naranja del atardecer, las nubes que dibujan formas y pintan en óleo luces cálidas sobre vuestras cabezas. Por eso mi empeño en que apreciéis cada pequeño detalle sinónimo de vida y de suerte.

Porque cuando yo no esté y os encontréis con todos esos tesoros... Estoy segura de que no podréis evitar sonreír, y correr a por vuestra cámara, y subir al coche mientras os ponéis rápido la bufanda, y gritar "¡QUÉ BRUTAL!" mientras conducís y descubrís un atardecer delante vuestro o un arcoiris tras la lluvia.

Porque cuando las personas nos vamos, lo único que dejamos, y que de verdad marca el alma, son nuestras vivencias, nuestros actos y la vida que hemos sido capaces de contagiar a nuestro paso.

Por eso... mi empeño en enseñaros a exprimir y disfrutar toda la belleza que os presenta cada día con cada nuevo amanecer, porque creo de corazón que siempre hay algo nuevo que descubrir, admirar y por lo que sorprenderse, incluso en la escala de los grises. 

Por eso hoy, mi vida, te regalo la Luna, su luz y su reflejo hipnótico en el mar. Porque aunque no te cabrán en los bolsillos, podrás guardarlos para siempre en tu corazón y en tu mirada.

Para cuando yo no esté.

16 de diciembre de 2018

14:45

Hoy a las 14:45 he celebrado la suerte de tenerte.
A esa hora viniste al mundo hace ya 9 años para cambiar mi visión del mismo por completo.
Desde hace 9 años no sabría vivir si no es con tu enorme mirada azul cielo. La misma que me da la paz que me falta en determinados momentos.
Llevas 9 años cambiando el mundo. El mundo de quienes tenemos la suerte de tenerte cerca. Porque eres bondad. Eres paz. Eres equilibrio.
Llevas 9 años dándome lecciones cada día varias veces.
Llevas 9 años siendo una niña alegre, soñadora y con una imaginación desbordante. Pero a la vez llevas 9 años poniendo orden al caos. Con tu calma. Ésa de la que necesito contagiarme muchas veces y que, sin querer, pretendemos robarte los adultos en nuestro complicado mundo de prisas.
Llevas 9 años superando cada reto que te propones. Enamorándote de cada cosa que inicias, de aquello que te rodea y te sorprende, y del mar. El mismo que se tinta del azul de tu mirada en los días de verano.
Hoy, 17 de diciembre, a las 14:45, he querido pararme en seco y respirar profundo. Para recordar como te mereces ese momento en el que tu mirada y la mía se cruzaron por primera vez. Ese momento en el que las palabras AMOR y ENTREGA cobraron un nuevo sentido.
Hoy hace 9 años que me regalaste ser madre. La tuya. Y aun sabiendo entonces que eso era una suerte, no tenía ni idea de todos los cambios que supondría en mi manera de ser, de vivir y de luchar, y del brutal crecimiento personal que tu llegada al mundo provocaría en mí.
FELICES 9 mi vida, para ti y para quienes tenemos la fortuna de poder perdernos en tu cielo azul todos los días.
Por toda una vida llena de azules junto a ti.
Te amo, Daniela.